Es pensarlo y te entran los 7 males, pero de vez en cuando hay que darle un respiro a la nevera y mimarla. Es probable que los cajones del congelador cierren mal, que el espacio se haya hecho más pequeño y que lo yogures se peguen al hielo del fondo de la nevera ¿verdad? Toca limpiar en profundidad el electrodoméstico más complicado: el frigorífico.
Acaba con lo que tienes
Para evitar más molestias y, sobre todo inconvenientes, unos días antes de lanzarte a descongelar la nevera es recomendable que comas todo lo que puedas. Con este no queremos decir que comas hasta empacharte, sino que vayas consumiendo los congelados y refrigerados que guardas en tu frigorífico. La parte de los congelados es la más importante, porque si no quieres que se echen a perder tendrás que guardarlos en bolsas isotérmicas.
Proceso
Una vez tengas el mínimo posible de cosas en la nevera, toca desenchufar el electrodoméstico. Coloca unas cuantas hojas de papel de periódico justo delante para evitar el exceso de agua. Ahora toca esperar, esperar a que la física haga de las suyas.
Acelerar la limpieza
Un truco para hacer que todo vaya más rápido es propiciar la eliminación del hielo. ¿Cómo? Calienta agua en un recipiente y cuando esté muy muy caliente métela en el congelador y cierra la puerta. El vapor de agua ayudará a la descongelación de las paredes y ablandará la superficie. Cuando todo esté blandito hazte con una rasqueta de plástico o madera y ponte manos a la obra.
Con calma
Si no tienes prisa y en tu nevera no había ni musarañas, siéntate a leer tranquilamente en el sofá de tu piso de alquiler y cambia el papel de periódico de vez en cuando. Deja que la naturaleza siga su curso y se eliminará todo el hielo de tu nevera sin esfuerzos
Limpieza
Sigas el proceso que sigas, cuando ya no quede ni rastro de hielo o agua, limpia bien todas las paredes con un anti bacterias desinfectante.
Con este simple proceso ahorrarás seguro en tu factura de la luz